Hacia una Nueva Espiritualidad: Un Diálogo entre Tradición y Modernidad

En una época de mayor búsqueda de sentido, no obstante muy dispersa, Alejandro Guerra, fundador de Wake up Platform, y Agustín Paniker, director de Editorial Kairós y profundo conocedor de la espiritualidad, trazan hacia una nueva espiritualidad. Un diálogo que se alza entrelazando tradiciones ancestrales con los requerimientos de hoy un nuevo horizonte en el que los estrictos dogmas de la religiosidad serían dejados de lado para encaminarse hacia una práctica espiritual más personal y adaptada a esta era.

El devenir de esta conversación tiene momentáneos estelares -las grandes religiones siempre han sido los monopolizadores de lo espiritual, donde hemos hallado la flor y seca de la experiencia humana. Las catedrales, la mejor mitad de la experiencia humana, emblema de lo excelso, tanto como la guerra santa, y la odiosa historia de la religión del poder —institución—. Mas ya sean que a mano siniestra o contoneándose, la marcha de la modernidad, de lo secular, debilita estas instituciones, y esa disminución de su influene ofrece el vacío que la nueva espiritualidad intenta llenar.

La espiritualidad alternativa responde a un occidente que, si bien se aleja de las estructuras eclesiásticas tradicionales, no renuncia a la dimensión espiritual de la existencia. Es así como talleres, cursos y prácticas psicoterapéuticas se convierten en los nuevos templos donde individuos en busca de sentido para sus vidas exploran nuevas posibilidades. Un camino enriquecedor, claro, ¡pero no exento de riesgos! Pues, como era de esperar, la proliferación de “guruses” y sucedáneos conduce a menudo a la banalización de la búsqueda espiritual.

Paniker nos recuerda, desde su profundo conocimiento tanto académico como personal de la espiritualidad, que el ser humano es esencialmente espiritual muchísimo antes de que lo fueran cualquiera de las religiones, de ahí las diferencias entre espiritualidad y religión. Cien mil años antes, nos dice, de que el hombre decorara una tumba con una pintura simbólica, nuestros antepasados ya nos señalaban que ellos eran la gruta. Y, con ello, nos viene a decir que sí, que fuimos arte, fuimos música, fue danza, que fuimos humanidad, en suma, mucho antes de que fuéramos religiones. Y que estas exploraron todas estas vías, pero que también hicieron muchos caminos en el aire.

En el diálogo entre Guerra y Paniker emerge así la imagen de una espiritualidad consciente, enraizada y actual. La espiritualidad del futuro no está marcada por una sola práctica o creencia, sino por la capacidad de cada individuo para encontrar sus propio camino, integrando de manera natural y significativa elementos de diferentes tradiciones espirituales. Es una espiritualidad consciente, que se entiende allí donde nace, en el diálogo, el encuentro y el intercambio con los otros. Un espacio de apertura, de flexibilidad, en el que cualquier camino espiritual es permitido siempre y cuando su mantenimiento sea auténtico, y su pensamiento, nuevo.

En resumen, a contemplar una espiritualidad que, lejos de la cerrazón en torno a determinados dogmas, está llamada a hacerse más grande en la diversidad de la experiencia humana; a explorar con curiosidad y coraje los sinfines de posibilidades a través de las cuales la espiritualidad puede enriquecer nuestra experiencia humana del mundo, y nuestro encuentro con las cosas de la vida. Porque en este viaje, la innovación y el respeto a la tradición son nuestros dos mejores compañeros de viaje.

No te creas nada de lo que acabas de leer, piensa por ti mismo.

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